martes, 30 de octubre de 2012

BIZCOCHO DE CENTENO SIN AZÚCAR Y SIN LECHE

   En esta ocasión me gustaría compartir la receta de un bizcocho rico, rico. Es una adaptación de la receta bizcocho rápido del libro básico de thermomix, en la que he sustituído los ingredientes que no me venían bien. Y el resultado ha sido un bizcocho que nos encanta a todos en casa, lo que hace que a mí personalmente me sepa aún mejor...

INGREDIENTES:

* 3 Huevos.
* 180 gr. de sirope de ágave.
* 125 gr. de nata de avena.
* 80 gr. de aceite de oliva virgen extra.
* 250 gr. de harina integral de centeno.
* 1 pellizco de sal.
* 1 sobre de levadura química.
* 1 cucharadita de esencia de vainilla.

   Voy a explicar la receta tal como yo la hago con ayuda de thermomix (mi mano derecha en la cocina) pero se puede hacer perfectamente de manera manual o con batidora de toda la vida.

ELABORACIÓN:

-Poner los huevos en el vaso junto con el sirope y programar 2 minutos, temperatura 37º, velocidad 3.
-Agregar el aceite, la nata y la vainilla, y mezclar 15 seg. en velocidad 3.
-Incorporar la harina, la sal y la levadura y mezclar hasta obtener una masa homogénea con velocidad progresiva hasta la 3 como máximo.
-Verter la mezcla en un molde engrasado y enharinado y meter en el horno a 170º-180º C unos 45 minutos aproximadamente.

 Nota: El tiempo de cocción varía dependiendo del horno, del molde que se utilice e incluso de la temperatura ambiente. Con ésto quiero decir que en la cocina no siempre los tiempos son exactos, y para saber si el bizcocho está listo lo mejor es el truquillo de toda la vida de clavar una aguja al bizcocho en cuestión y si sale limpia ¡listo!
   Espero que os guste...

domingo, 28 de octubre de 2012

BIZCOCHO DE CHOCOLATE SIN GLUTEN Y SIN LACTOSA

   Investigando y curioseando en internet he encontrado un enlace bastante interesante, bueno en realidad he encontrado muchos, y para que no se me olvide aquí lo pongo: http://www.pequerecetas.com/receta/bizcocho-chocolate-sin-gluten-sin-lactosa/


¿A que tiene buena cara?



Bizcocho de chocolate sin gluten y sin lactosa

Ingredientes

  • 120 gramos de azúcar
  • 6 huevos
  • 200 g de harina libre de gluten (100 g de harina de arroz**, 100 g de fecula de mandioca** o de patata¨**, ½ cucharadita de levadura en polvo o de polvo para hornear **,  la punta de una cucharadita de sal)
  • 80 g de cacao en polvo **
  • 10 gr de de polvo de hornear o levadura en polvo **
** Productos sin gluten y / o contaminación de gluten, consultar con listados Asociacione de celiaquia

   Batir los huevos en una batidora de mano con el azúcar hasta que estén espumosos. Añadir la harina tamizada con la levadura en polvo (polvo de hornear) y el cacao.
   Verter la mezcla en un molde de 24 cm enmantecado (o untado con un poco de aceite ) y  enharinado y hornear en horno precalentado a 180ºC durante 25/30 minutos. Desmoldar y dejar enfriar sobre una rejilla.

   Estoy deseando probarlo, sustituyendo el azúcar por supuesto. Ya contaré...

jueves, 25 de octubre de 2012

PASTAS DE ALMENDRAS SIN AZÚCAR

   Experimentando en la cocina para encontrar algo dulce que llevarme a la boca y que sea compatible con mi alimentación me han salido estas pastitas sencillas de hacer y muy ricas por cierto. Espero que os guste...


Ingredientes:

-5 claras de huevo.
-Un pellizquito de sal.
-130 gr. de sirope de ágave.
-Una cucharadita de esencia de vainilla.
-50 gr. de harina integral de avena.
-Una cucharadita de levadura química (tipo royal)
-250 gr. de almendras molidas crudas.

   Antes de nada decir que he hecho la mezcla en la thermomix, pero se puede realizar como mejor nos convenga.

   - Montar las claras junto con la sal a punto de nieve.
   - Incorporar el sirope  y la vainilla a las claras montadas. 
   - Añadir la harina, la levadura y las almendras y mezclar hasta que se haga una masa homogénea.

   Una vez hecha la mezcla sólo nos queda hacer pequeños montoncitos sobre la bandeja del horno, con ayuda de una manga pastelera o una cuchara y cocinarlos a 170-180 º C, durante 15-20 minutos aproximádamente. Luego las dejamos enfriar y listas para comer. ¡Buen provecho!




martes, 23 de octubre de 2012

ESFUERZO, TESON Y CONSTANCIA

   En esta nueva etapa y con una confianza plena en las decisiones tomadas hasta entonces, en lo que a la salud se refiere, me centré totalmente en las recomendaciones tanto de la homeópata como del kinesiólogo. Ellos me habían demostrado en poco tiempo que mejorar e incluso curarme era posible, así que puse mis cinco sentidos para lograr tal fin.
   Con el kinesiólogo lo que primero fue dieta de la zona pasó a ser dieta en caso de cándida. Esta vez la dieta era mucho más severa y dura, una dieta que, a grandes rasgos, se basa en tomar alimentos lo menos procesados posible, sin azúcar, sin alcohol, sin cerdo, sin vinagre, sin lacteos animales de ningún tipo, con cereales integrales, sin refinados, sin levaduras, y un largo etc, que complica un poco la elección de la alimentación y que, aunque cuesta bastante, siempre he tenido la mente muy clara enfocada a curarme. Tengo que decir que las dietas no iban dirigidas a perder peso (cosa que tampoco me ha venido mal, la verdad) sino a equilibrar mi organismo y conseguir que funcione correctamente. Debido a las limitaciones con la comida, empecé a leer por aquí y por allá para abrirme el abanico de posibilidades. Me hacía mi propio pan, o mi propia repostería por ejemplo, siempre teniendo en cuenta las pautas que debía seguir. En la medida de lo posible intenté, y sigo intentando, no renunciar a nada. Cuando encuentro algo que me llama la atención lo "tuneo" para que sea apto en mi alimentación. Y todo ésto me ha llevado a ir descubriendo recetas que resultan muy agradables al paladar y nada perjudiciales para mi salud, en casa nos encantan a todos... Las recetas de las que hablo las iré poniendo en este blog, en otra pestaña, para ayudar a cualquiera que se encuentre en mi misma situación o simplemente porque quiera cuidar lo que come.

   A día de hoy, y después de casi dos años controlando la alimentación como ya he explicado, y con gran alegría, debo decir que el médico digestivo (5º médico especialista que me ve) me ha dado el alta y me ha derivado de nuevo a mi doctora de cabecera para que de vez en cuando me haga alguna analítica y ver como siguen las cosas, pero que me olvide de la hepatitis autoinmune y por supuesto que siga cuidándome... No tengo palabras que describan de una manera fiel nuestra alegría y nuestro abrazo al salir de la consulta. No podíamos estar más felices.
   Ha sido un largo camino hasta aquí y que no ha acabado, pero desde este blog tengo que dar las gracias a todos los que me han ayudado tanto a nivel profesional como a nivel personal y familiar, y sin duda y de manera muy muy especial a ti Manolo, mi marido, mi amigo, mi compañero, mi todo... Sin ti nada de ésto hubiera sido posible. Siempre ahí, siempre animándome y acompañándome en todo momento, queriéndome, cuidándome, mimándome para que siempre estuviera bien y no me faltara de nada. Gracias por ser como eres. ¡Te quiero!

   En noviembre vuelvo a ver al kinesiólogo, a ver que pasa...

  

UN GIRO CRUCIAL

   Durante esa "pausa" tuvimos tiempo para pensar de todo. En una visita a mi doctora de cabecera por un resfriado y ante la imposibilidad de recetarme nada que no afectara al hígado, me preguntó si no había pensado en la homeopatía. Esa fue la primera vez que vi las cosas desde otro punto de vista y si me venía bien podía ser una alternativa. La verdad es que no lo dudé mucho porque no tenía nada que perder y sí mucho que ganar por lo tanto me dije ¿y por qué no? Además tenía el pleno apoyo de mi marido, como siempre.
   Tengo que decir que desde el primer momento me sentí muy cómoda con la homeópata, y me ofreció una serie de opciones que hasta entonces no se me había ocurrido y que no pintaban nada mal. Así que dicho y hecho, me puse en tratamiento con ella.
   Al poquito tiempo, al comentarle mi situación a una amiga (una buena amiga sin duda) me planteó otra cuestión que yo desconocía totalmente, y era la kinesiología. Como en la ocasión anterior volví a pensar que por probar no perdía nada así que allá fuimos.
   Para la revisión con el digestivo, de nuevo ecografía abdominal y analítica de sangre. Una vez en la consulta el médico seguía insistiendo en que debía ponerme en tratamiento a pesar de tener una ecografía normal, otra vez, y una analítica en la línea de las anteriores. En aquel entonces yo llevaba algún tiempo en tratamiento con la homeópata y aproximadamente un mes con el kinesiólogo, y para contrastar, me había realizado otra analítica por mi cuenta, que le enseñé al especialista justo después de que me dijera que tratamiento sí o sí. Le expliqué que durante ese tiempo yo me había buscado la vida con otras alternativas en vistas de lo que se me avecinaba. No es que le entusiasmara la idea pero comprendió mi actitud y lo mejor fue su reacción al ver el análisis que yo le llevaba; puso los ojos como platos y se echó para atrás en su asiento diciendo: -"Hombre, esto es otra cosa..." Y es que yo le presenté unos resultados prácticamente normales a excepción de unos anticuerpos que todavía andaban un poco a su aire, aunque tampoco nada alarmante. ¿Y cuál fue su solución? Pues volver a darme otros 6 meses y ya se vería.
   Es curioso ver como la medicina convencional se preocupa por la salud, por supuesto, pero todo se arregla con una pastilla, o con muchas como hubiera sido mi caso y el de otras muchas personas. Sin embargo, desde otros puntos de vista médicos se tiene mucho más en cuenta nuestro equilibrio interior en un sentido más amplio, a nivel energético, a nivel de sensaciones y vivencias, a nivel de alimentación, etc.., y todo ello hacen que cada biología individual sea única, y por lo tanto único su tratamiento.
   En el caso de la homeópata el tratamiento era bastante sencillo, consistía en tomar unos gránulos sublinguales (debajo de la lengua) al levantarme por la mañana, y la recomendación del kinesiólogo fue realizar una dieta llamada dieta de la zona y tomar una serie de complementos alimenticios enfocados a depurar y desintoxicar mi organismo. Todo ello supuso un pequeño esfuerzo para una gran recompensa...

jueves, 18 de octubre de 2012

EL INICIO DE UNA HISTORIA...

   Tras un año de idas y venidas al digestivo, sin síntomas de ningún tipo, y con analíticas que no aclaraban mucho como única referencia, el especialista decidió que me hicieran una ecografía abdominal. Viendo que este último resultado era normal pero las analíticas seguían alteradas, el doctor pensó que era momento de practicarme una biopsia hepática para descartar que se tratara de una hepatitis autoinmune; que para los que no sepan muy bien de qué se trata, el sistema inmunitario ataca al hígado de su propio organismo como si fuera un cuerpo extraño, con el consecuente riesgo de provocar una cirrosis o algo peor.
   El resultado de la biopsia fue negativo. Sólo destacaba una leve esteatosis (un poco de grasa en el hígado) pero nada significativo. Ya podéis imaginaros mi alegría.

   Después de ésto, durante el siguiente año, no hubo muchas novedades. Más analíticas y ecografía de nuevo, sólo que ahora el médico digestivo era otro diferente ( y con éste ya iban 3). Y siempre con la sombra de la enfermedad acechando.

   Teniendo en cuenta que estamos hablando de un problema hepático, las únicas recomendaciones del médico (recomendaciones que a día de hoy sigo sin entender muy bien, y no por incorrectas sino por escasas) eran que no bebiera alcohol, y que evitara tomar medicamentos, sobre todo paracetamol e ibuprofeno, para no perjudicar más a mi hígado. Pero curiosamente nunca me habló de la alimentación a pesar de mis preguntas.
   Dejando a un lado los resultados negativos de las pruebas a excepción de las analíticas, que incluso habían mejorado un poquito, este doctor me "aseguró" que mi problema era la citada hepatitis autoinmune, cosa que me sorprendió, puesto que ni a mí, ni a mi marido (que nunca ha dejado de acompañarme a ninguna visita médica) nos parecía algo tan claro a razón de todo lo vivido hasta entonces. Pero claro está, ellos son los médicos. Su explicación: que yo me encontraba en estado plano, donde la enfermedad no me había afectado, pero que había que contener para evitar males mayores. ¿Y cómo? Pues con corticoesteroides e inmunosupresores de por vida por tratarse de una enfermdad crónica. Mismo tratamiento de pacientes con transplantes de órganos, y cuyas  consecuencias serían, entre otras, problemas de tensión, diabetes, falta de calcio, problemas de estómago, vellosidad, engordar, correr el riesgo de coger cualquier infección o contagio debido a la disminución de las defensas,etc... En fin, un panorama bastante "alentador". Además, había que sumar la decisión de tener o no más hijos. Ante nuestras caras, el médico nos dio de nuevo 6 meses para que nos lo pensáramos... tiempo de margen en el que empezaron a cambiar algunas cosas... Continuará...